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Francia vigila con preocupación el desembarco de Russia Today

El inicio de las emisiones en francés de la cadena ligada al Kremlin coincide con el anuncio de una ley contra las 'fake news' y las injerencias

Marc Bassets
El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, durante una reunión en mayo en Versalles.
El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, durante una reunión en mayo en Versalles.Mikhail Svetlov (Getty Images)

En su primer día en las pantallas, pudo verse una entrevista con el político francés Nicolas Dupont-Aignan, soberanista de derechas, prorruso y aliado de la ultra Marine Le Pen en las últimas elecciones presidenciales; otra con el cineasta estadounidense Oliver Stone, que ha rodado un documental sobre Vladímir Putin y nostálgico declarado del general De Gaulle; y un reportaje sobre los éxitos de Rusia en Siria.

RT, cuyo nombre originario era Russia Today (Rusia Hoy), no es una cadena cualquiera. Financiada por el Estado ruso y ligada al Kremlin, acusada de difundir propaganda para perturbar elecciones en países occidentales, entre ellas las presidenciales francesas de 2017, empezó emitir en Francia el 18 de diciembre pasado. Desde entonces, se encuentra bajo la vigilancia estrecha de las autoridades. Por ahora se difunde a través de la plataforma Free, uno de los cuatro operadores en Francia y en Internet. No hay datos de audiencia disponibles.

El presidente francés, Emmanuel Macron, prepara una ley para aumentar los controles ante “cualquier tentativa de desestabilización por parte de servicios de televisión controlados o influidos por Estados extranjeros”.

Xenia Fedorova, presidenta y directora de información de RT Francia, se defiende alegando que se trata de un medio de comunicación informativo clásico, inspirado en el modelo anglosajón de la CNN, y "centrado en historias que los medios dominantes [mainstream, en inglés] no tratan". Sostiene, a la espera que Macron precise el contenido de la ley, que puede representar "el principio de la censura y la supresión de la libertad de expresión".

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RT, que ya emite en inglés, árabe y español además de ruso, afronta peticiones para que se le retire de inmediato la autorización para emitir en Francia. La ensayista Galia Ackerman fue una de las firmantes de una carta publicada en Le Monde que exigía a Olivier Schrameck, presidente del Consejo Superior Audiovisual (CSA), “suspender la atribución de la licencia de difusión a Russia Today en el territorio francés”. Los firmantes invocaban "la preservación de la paz civil”. En una entrevista telefónica, Ackerman menciona los intentos de injerencia rusa en la elección de Donald Trump en Estados Unidos, el referéndum sobre la UE en Reino Unido o el proceso independentista catalán. Subraya el apoyo de la constelación propagandística rusa —de la que, en su opinión, RT es un eslabón— a “las franjas de la sociedad que son nacionalistas, separatistas, euroescépticas, populistas, de inclinaciones fascistas”. Y precisa que el peligro no es inminente. “Todo esto puede tener un papel en circunstancias específicas, si mañana hubiese una crisis”.

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En un informe publicado hace un año, la Oficina del director de Inteligencia de Estados Unidos concluyó que “la maquinaria de propaganda estatal de Rusia contribuyó a la influencia en la campaña [de 2016 en EE UU] sirviendo como plataforma para que el Kremlin enviara sus mensajes a audiencias rusas e internacionales”. “Valoramos que Moscú aplicará las lecciones aprendidas de esta campaña ordenada por [el presidente ruso Vladímir] Putin en todo el mundo, incluso contra aliados de EE UU y sus procesos electorales”.

El 29 de mayo, en una rueda de prensa junto a Putin en Versalles, Macron dijo: "Russia Today y Sputnik [otro medio de comunicación ruso activo en la campaña electoral francesa] han sido órganos de influencia durante esta campaña que, en varias ocasiones, han producido contra-verdades sobre mi persona y mi campaña".

Macron respondía a una pregunta de la jefa de RT France, Fedorova. "Nunca hemos difundido ninguna fake news [noticias falsas] sobre Emmanuel Macron, y nuestra cobertura de la elección fue equilibrada”, asegura en su despacho en la sede de la cadena en Boulogne-Billancourt, en las afueras de París. Fedorova se queja de que RT vea limitado el acceso a las acreditaciones para cubrir al presidente.

Los estudios de RT France huelen a nuevo. Unas 80 personas trabajan en la redacción, la inmensa mayoría, franceses. En total tiene unos 150 trabajadores. La inversión para ponerla en marcha ha sido de 20 millones de euros.

"En Francia", se defiende Fedorova, "vemos una cobertura [en los medios] de los acontecimientos internacionales con el sesgo de una parte". ¿Un ejemplo? "Siria. La lucha contra el ISIS. La mayoría de canales dijeron que el ISIS fue derrotado principalmente por las fuerzas de la coalición, y subestimaron el papel de Rusia". Respecto a la política interna francesa, RT France ha puesto el foco en sus primeras semanas en episodios de violencia policial o en conflictos sindicales.

"El problema de las fake news no es lo esencial, son anecdóticas. El problema fundamental es que, aunque esta cadena no use fake news, puede ser igual de tóxica", comenta en un café de París la historiadora Françoise Thom, especialista en Rusia y firmante de la carta en Le Monde, en un café de París. "Como decía San Agustín, 'es por la intención del espíritu y no por la verdad o falsedad de las cosas que hay que juzgar si alguien miente o no'. Se puede decir la verdad con la intención de engañar".

Thom, profesora en la Sorbona, distingue el caso de RT del de la prensa prosoviética durante la Guerra Fría, como el diario comunista L'Humanité. "L'Humanité anunciaba su color. Era más franco. Era claro".

Pero sí hay cierta continuidad histórica, según la historiadora. "No creo que haya un plan: es la lógica de subversión, que es la del KGB. Es decir: cuando hay oportunidades, las aprovechamos", dice. "El objetivo es destruir las instituciones de los países democráticos y el orden internacional existente". 

Tanto Thom como Ackerman, y los demás firmantes de la citada carta, han sido objeto de descalificaciones del escritor y activista ultranacionalista Eduard Limonov. En un artículo en la web de RT en ruso cuestiona sus orígenes franceses y añade: "Parece que los que protegen a los franceses de la influencia deletérea de Rusia no son franceses sino gente venida de fuera. Interesante, ¿no?"

El CSA mantiene bajo observación a RT Francia, obligada a firmar un convenio que la compromete a ofrecer información con "honestidad" y "rigor". También tiene un comité ético, aunque su miembro más ilustre, la académica y eminente especialista en Rusia Hélène Carrère d'Encausse, lo abandonó.

La nueva ley reforzará los poderes de la autoridad audiovisual. "Esto le permitirá también, en caso de actos cuya naturaleza afecte el resultado del escrutinio, sea en periodo preelectoral o electoral, suspender o anular el convenio", dijo Macron en su discurso de Año Nuevo a la prensa. No mencionó RT, pero a nadie escapó en quién pensaba.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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