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Limpiar las astas de manera regular cuando se llenan de polvo y suciedad es fácil. Sin embargo, limpiar un nuevo juego de astas que recogiste en la caza es un poco más trabajoso. Tienes que retirar todo el material biológico, asegurándote de no llevar enfermedades a tu hogar. Sin embargo, todo el proceso debería tomarte solamente alrededor de una hora.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Preparar las astas nuevas

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  1. Consigue una sierra para maletas y colócalas contra las astas en el punto en el que estas se juntan con el cráneo. Saca ambas astas mientras aseguras el cráneo para que no se mueva, alterando la trayectoria de la sierra para que el corte sea desigual.[1]
    • Considera utilizar una abrazadera para mantener el cráneo en su lugar, de forma que no se mueve mientras lo estás cortando.[2]
  2. Debes retirar todo el material orgánico restante de ellas. Cepilla cada parte de las astas, pero dale especial atención al área en el que estas se juntan con la tapa del cráneo. Es allí donde hay mayores probabilidades de que el pelo y el tejido se escondan.[3]
    • Los cepillos de alambre están disponibles en la mayoría de ferreterías. Son lo suficientemente abrasivas para recoger el tejido sin requerir demasiada fuerza.
  3. Llena una olla grande con agua y un poco de sal, para mejores resultados. Déjala hervir en un fogón o zona para fogatas. Una vez que hierva, sumerge toda el asta en la olla y déjala hervir por 30 minutos.[4]
    • Este paso es importante para eliminar las bacterias peligrosas de las astas.
    • Debes hervir las astas en exteriores, de lo contrario harán que tu casa huela mal.
    • Antes de comenzar, haz una prueba para ver si la olla es lo suficientemente grande como para que las astas quepan en su interior. El asta completa debe estar sumergida al momento de hervirla. Si no tienes ninguna olla suficientemente grande, puedes intentar usando puntas para forzarlas a estar debajo del agua o ajustarlas periódicamente durante el proceso.
  4. Mantén las puntas a la mano para que puedas quitar las astas sin quemarte. Las astas se sentirán suaves cuando las saques de la olla, pero se endurecerán después de algunos minutos.[5]
  5. Deja las astas afuera en un lugar seguro en el que se puedan secar y solear. Sin embargo, no las dejes afuera bajo el sol por más de 24 horas, ya que este erosionará el color de las astas después de un día de exposición constante.[6]
Parte 2
Parte 2 de 2:

Realizar el mantenimiento regular

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  1. Demasiada agua puede dañar las astas, así que asegúrate de que la toalla solo esté húmeda, no mojada. Exprime el exceso de agua de la toalla y aplica un jabón no abrasivo (no lejía).
    • La lejía y los limpiadores a base de esta pueden dañar las astas.
  2. Tómate la libertad de frotar las astas con fuerza. Hazlo hasta que todo el polvo y la mugre hayan sido eliminados.[7]
  3. Evita que permanezcan mojadas. Usa una toalla nueva y seca para cubrirlas retirando el exceso de humedad. No está mal que las astas queden ligeramente húmedas al final del proceso.[8]

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Categorías: Caza
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