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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Crédito 2016: más complicado

La previsión de subida interanual de los préstamos se revisará a la baja en el año que ahora comienza

Santiago Carbó Valverde

Se esperaba que 2016 constituyera el año de la confirmación de la recuperación del crédito al sector privado en España. No parece que esa expectativa se vaya a revertir pero el panorama no apunta tampoco a grandes festejos en la financiación. De hecho, es de esperar que las previsiones de crecimiento interanual del crédito para el año que ahora comenzamos se revisen a la baja. El crédito es un contrato en el que el control del riesgo es esencial y la situación actual no ayuda. De momento, España crece y lo hace con cierta holgura pero los factores de incertidumbre se multiplican. Las bolsas vienen dando malas noticias y poco a poco confirman —una vez más ayer— la falta de resolución de los problemas de China y otros emergentes. Lo único que parece emerger cada vez con más fuerza es un buen bofetón para el crecimiento mundial y conflictos geopolíticos —el último entre Irán y Arabia Saudí— poco alentadores.

El panorama político patrio es, en todo caso, la peor noticia. En este juego repetido entre partidos, la primera ronda no parece que vaya a vislumbrar un gran pacto que proporcione algo de perspectiva y estabilidad. No es descartable que lleguemos al verano sin un nuevo gobierno. En condiciones de incertidumbre política, las entidades financieras españolas deben continuar su hoja de ruta pero, al igual que en la mayor parte del tejido empresarial, la maquinaria no se engrasa igual cuando no hay un rumbo definido en el país. Cuestiones relacionadas con el crédito —su estímulo, desahucios o gestión de quiebras personales y empresariales—, se han convertido, además, en un arma arrojadiza en el debate político.

Los datos que publicó el Banco de España ayer indican que la financiación a empresas y familias siguió cayendo en términos interanuales en noviembre (un 1,4% y un 2,1%, respectivamente). Cierto es que se observa una mejoría respecto a noviembre de 2014 (cuando la financiación caía un 5% para empresas y un 3,9% para hogares) pero no se ha llegado a entrar en registros positivos. Esto debería suceder en 2016 pero es previsible que solamente se alcancen unos valores positivos bajos. Habrá que seguir esperando a una reactivación mayor del crédito en una economía que sigue reduciendo sus niveles de deuda.

En todo caso, lo que sigue sucediendo es que las amortizaciones de deuda superan a los flujos de crédito nuevo. La excepción son los préstamos al consumo, donde los saldos ya crecen desde octubre. Hay que destacar también que el crédito nuevo a pequeñas y medianas empresas fue un 13,6% mayor en noviembre de 2015 que en el mismo mes del año anterior. Sin embargo, la financiación a grandes empresas se mantuvo sin apenas variación.

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